Una humareda al servir, cálido liquido de anís. Para exaltar la bilirrubina y que la presión aumente.
Tus manos tomando la taza, tus dedos tocando su asa. Manos de hermosas uñas, bien cuidadas y sin pintar.
Soplando levemente el té que con cuidado sostienes y no pasan desapercibidos los ademanes que te enriquesen.
Un soplido exhalas y el humo se esparce asustado por un segundo. Tocas tus labios con el borde de la taza frotándolos hacia la izquierda, y mis ojos enfocan tu boca de inmediato.
Tomas un poco de aquel fluido y de inmediato muerdes un trozo de tu boca desde dentro, dejando solo una simple señal casi imperceptible de lo que acabas de hacer.
Me ves mirarte y con una sonrisa y tus ojos de ternura adictiva me preguntas: ¿Que?
Parecería loco si te dijera lo interesante que se vuelve una taza de té en tus manos.
Me besas pausadamente mordiendo mis labios, alejas tu rostro y tomas otra vez tu taza como hiciste en un principio.
Soportaría vivir el bucle desde el soplo hasta el beso una y otra vez…hasta que se acabe el té y besarte. Estoy seguro de quererte.