Ya era tarde. Iba corriendo.
Aquel tren hacia el centro pudo haberme dejado.
Me detuve en el andén, miré apresurado hacia ambos lados, aun sabiendo que mi tren venía desde la izquierda.
Me tranquilicé y miré al frente y un accidente visual ocurrió entre su mirada y la mía.
Me petrifique, trate de sonreír para no quedar como bobo, pero su sonrisa me dijo que ya lo había hecho.
Me sonroje, se sonrojó, entonces al saber que hubo un chispazo la confianza despertó en mí.
Nunca la había visto, aunque este es mi trayecto diario, estaba a un par de rieles de mí.
Le sonreí, y como eco, lo hizo también, Escuché un tren, no sabía de que lado hasta que su cara aparecía y desaparecía a través de las ventanas de los vagones que pasaban delante de ti.
Vi que entró al vagón, se acercó al cristal y me miró como si hubiese querido conocerme…y así acabo una historia que nunca empezó, hasta que la vida nos ponga en el mismo andén algún día.
Esta historia me deja una sensación como de algo vivido, no se, que no se puede explicar. Excelente.
gracias hermano…aunque es ficticia esa es la idea….dar vida a las palabras